Para cualquier carrera artística, la práctica y la dedicación son clave para el éxito. Sin embargo, aún persiste la idea de que el talento es algo innato, heredado, que permite que algunos niños sean llamados «Mozart» por tocar piezas complejas a temprana edad. Esta visión está lejos de la realidad. Según Sloboda (1994), si bien puede existir una predisposición genética hacia la música, lo realmente determinante es la práctica constante.
«Los músicos se hacen, no nacen«
Además, no basta con simplemente acumular horas. Aunque es común escuchar que con 10,000 horas de práctica se puede alcanzar la maestría, la realidad es más compleja. No solo se trata de tiempo, sino de cómo se organiza.
La práctica deliberada es crucial, ya que implica un enfoque consciente en mejorar áreas específicas, con objetivos claros y una autoevaluación constante (ver post sobre aprendizaje autorregulado).
Para alcanzar la excelencia en cualquier disciplina artística, no basta con practicar mucho, sino con practicar bien. Factores como la calidad de la práctica, la concentración, y la planificación efectiva juegan un papel esencial en el desarrollo de cualquier artista.
Y es por ello que os invito a rellenar este formulario anónimo para arrojar un poco de luz sobre la manera de estudiar de cada uno.
Basado en el articulo «El estudio de la práctica instrumental: una perspectiva histórica» de la Doctora Silvia Tripiana Muñoz
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