Cuando nos encontramos ante un trabajo fijo o rutinario, se puede perder de vista la diversidad y lo enriquecedor de rodearse de otros círculos musicales.
La semana pasada tuve la oportunidad de trabajar con la Orquesta Filarmónica de Bruselas. Algo que me refresco los oídos y que me recordó otra vez la vida del músico de orquesta antes de tener una plaza.
Sin embargo, hay que reconocer que la vida de un musico freelance conlleva una serie de desafíos continuos y no se debería idealizar. Constantes viajes, adaptación a nuevas secciones y dinámicas de orquesta, complicaciones económicas, pandemias… Mantener tu calidad como músico mientras tratas de equilibrar los compromisos adquiridos puede llegar a ser emocionalmente complejo.
La estabilidad de un contrato fijo así como el abanico de experiencias que la vida de freelance te ofrece, tienen sus ventajas y desafíos.
«El agua puede fluir o puede chocar. Sé agua amig@ mí@» (Bruce Lee).
When faced with a fixed or routine job, one can lose sight of the diversity and enrichment of surrounding oneself with other musical circles. Last week, I had the opportunity to work with the Brussels Philharmonic Orchestra. Something that refreshed my ears and reminded me once again of the life of an orchestra musician before securing a position.
However, it must be acknowledged that the life of a freelance musician entails a series of continuous challenges and should not be idealized. Constant travels, adaptation to new orchestra sections and dynamics, economic complications, pandemics… Maintaining your quality as a musician while trying to balance acquired commitments can become emotionally complex.
The stability of a fixed contract and the range of experiences that freelance life offers have their advantages and challenges.
«Water can flow, or it can crash. Be water, my friend.» – Bruce Lee.
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