El desarrollo en los estudios musicales muchas veces pasa por irse al extranjero a hacer un master, a probar suerte en otro país donde se den más opciones profesionales.
Hace poco hablaba con Miguel García del sentimiento de desarraigo que se produce al cabo de los años de vivir en el extranjero. Consigues mimetizarte con lo que te rodea, adaptando horarios, costumbres y hasta hábitos alimenticios, sin embargo, tus raíces siguen tendiendo hacia irse de tapas, la sobremesa o la siesta.
Dicen que no eres de donde naces, sino de donde paces. Sin embargo, cuando llevas bastante tiempo en otro país acabas siendo como una especie de animal del mundo, capaz de adaptarse a una nueva ciudad en un periodo relativamente corto de tiempo pero que no terminas de tener ese sentimiento de arraigo. Además cuando vuelves a tu país tampoco te sientes del todo integrado porque ya has pasado un tercio de tu vida en otro lugar.
Tu hogar descansa sobre el circulo más próximo que te rodea. Esas personas más cercanas, la familia que se elige (aunque pueda sonar un poco Mr Wonderful).
Often the development of musical studies involves going abroad to do a master’s degree, to try one’s luck in another country where there are more professional options.
Recently I was talking with Miguel García about the feeling of uprooting that occurs after years of living abroad. You manage to blend in with your surroundings, adapting schedules, customs and even eating habits, however, your roots continue to tend towards going out for tapas, after-dinner meals or a siesta.
They say that you are not from where you are born, but from where you graze. However, when you have been in another country for a long time, you end up being a kind of animal of the world, capable of adapting to a new city in a relatively short period of time but you don’t end up having that feeling of rootedness. Moreover, when you return to your country you don’t feel fully.
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